Hace años, desde la primera vez que vi Praga me enamoré de ella. Cumplí con todas las fantasías de una señora turista de 70 años. Compré individuales para la mesa, tacitas, vasos, llaveros, imanes, bolsos, polos, sandalias, mochilas, gorros... Honestamente pensé que exageraba con eso de "señora turista", pero creo que resultó siendo verdad. Bueno, Praga es Praga, pero un solo minuto en el centro de Ljubljana y uno siente que ha entrado a la Mini Praga. El minirío que atraviesa la ciudad justo a la bajada de un minicastillo en una minimontaña. Juro que mi descripción no es nada freudiana, y espero que mis amigos eslovenos no lo tomen a mal.
Bueno, la historia es simple. Dejé todo y a todos en Perú y me fui de viaje sin trabajo pero con ahorros y con los rezos de mi madre. Este blog es una mezcla de sarcasmo inapropiado y photoshop cada vez menos exagerado. Y la verdad nunca he hecho hitchhike, ni lo haría. Después hay que conversar... Prefiero caminar cantando.