Uno no siempre tiene la dicha (o desdicha) de tener que almorzar o cenar en El Gavilán. Aunque hay que apreciar cositas que antes no apreciábamos. Mi última no tan deseada visita a este "restaurant" me hizo fijar en algo. ¿COMO HACE EL COCINERO PARA NO QUEMARSE LAS CEJAS?"
Bueno, la historia es simple. Dejé todo y a todos en Perú y me fui de viaje sin trabajo pero con ahorros y con los rezos de mi madre. Este blog es una mezcla de sarcasmo inapropiado y photoshop cada vez menos exagerado. Y la verdad nunca he hecho hitchhike, ni lo haría. Después hay que conversar... Prefiero caminar cantando.