Uno no siempre tiene la dicha (o desdicha) de tener que almorzar o cenar en El Gavilán. Aunque hay que apreciar cositas que antes no apreciábamos. Mi última no tan deseada visita a este "restaurant" me hizo fijar en algo. ¿COMO HACE EL COCINERO PARA NO QUEMARSE LAS CEJAS?"
Luego de una emergencia familiar, termine a las 11pm al frente del hospital Seguro Social, y el único sitio abierto para empujarse algo saladito este lugarcito. Si pasan por ahí podrán confirmar que el lugar donde prepara el arroz el cocinero está pegadito a la calle. Todos hemos pasado por ahí, pero de día o de tarde. Sin embargo, de noche es cuando empieza el espectáculo.
Las llamaradas que salían de la cocina eran suficientes para detener cualquier combi a 3 cuadras a la redonda y quemarle todos los vellos (y cuando digo todos, es todos) a cualquiera que pasara por esa vereda. Pero el cocinerito ni se apartaba. El condenado ése estaba en su salsa. Qué playa ni que playa, éso es para los que tienen plata. El calor del sol y el cáncer a la piel están ahí mismito.
Será el hambre, pero aunque intenté sentirle el sabor a aguarrás o ron de quemar al arroz, no pude. Estaba rico.
Luego de una emergencia familiar, termine a las 11pm al frente del hospital Seguro Social, y el único sitio abierto para empujarse algo saladito este lugarcito. Si pasan por ahí podrán confirmar que el lugar donde prepara el arroz el cocinero está pegadito a la calle. Todos hemos pasado por ahí, pero de día o de tarde. Sin embargo, de noche es cuando empieza el espectáculo.
Las llamaradas que salían de la cocina eran suficientes para detener cualquier combi a 3 cuadras a la redonda y quemarle todos los vellos (y cuando digo todos, es todos) a cualquiera que pasara por esa vereda. Pero el cocinerito ni se apartaba. El condenado ése estaba en su salsa. Qué playa ni que playa, éso es para los que tienen plata. El calor del sol y el cáncer a la piel están ahí mismito.
Será el hambre, pero aunque intenté sentirle el sabor a aguarrás o ron de quemar al arroz, no pude. Estaba rico.
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