No pensaba que la iba a pasar tan bien en Venecia.
Llegué un martes a la estación Tronchetto. Estaba a 3 kilómetros, que no es tanto, pero después de un bus de 7 horas más la mochila de 13 kilos, cada paso cuenta. Era de noche y tenía hambre, pero a 13 euros el plato más insignificante de pasta, uno decide guardarse para el desayuno.
Al día siguiente salí a caminar. Leí que habían unos 400 puentes en Venecia, y el ingenuo dentro mío dijo "voy a marcar toditos y pasar por todos". Pensaba quedarme 2 semanas, así que sería posible, tal vez.
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Uno de cuatro puentes en todo Venecia que no tiene barandas. |
Naturalmente siempre hay gente, pero los pocos turistas que había (para ser Venecia) se van a los lugares más transitados. Pocos pasean por los callejoncitos angostos. A partir de mayo empiezan a aumentar los precios, la temperatura, la cantidad de gente... Estar ahí en febrero fue lo mejor que pude hacer. Tuve sol, tuve lluvia, tuve hasta nieve en el centro de la Plaza San Marcos. También tuve la suerte de ver marea alta, que hace que la mitad de la ciudad se inunde. Por todo lado hay pasarelas de medio metro de alto que ponen para que la gente no camine en el agua. Venecia se está hundiendo, efectivamente.
Ahorré en hospedaje, porque me quedé de voluntario en un hostal. Era fácil, pero lo que ahorré ahí lo gasté en vino. Cerca había una tienda a 3 euros el litro. Y cada día me compraba uno para el grupo de gente con que me quedaba, que éramos como 6. Pero a veces compraba 2 o 3 litros, para los días siguientes. Y a veces ellos compraban también 2 o 3, pensando lo mismo que yo... Y ésto pasaba todos los días.
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El hospedaje nos daba comida gratis, siempre y cuando sea vegetariana. |
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Mezcla de gerentes, dueños, voluntarios y huéspedes. Ni una nacionalidad repetida. |
Una de las maravillas de Venecia es que Google Maps no es 100% acertado. Hay veces que el mapa dice que hay un puente que conecta dos calles, pero no existe ese puente. Hay otras que dice que los callejones angostos y largos desembocan en una calle grande, y cuando llegas, es pared. Y la cantidad de avisos en las calles es grande, aunque útiles. Un logro del que me considero particularmente orgulloso es cruzar la ciudad de un bar hasta mi casa a las 4am, sin celular, a -15 grados y bajo considerable efecto del bendito vino. Claro que me tomó 3 horas, un intento fallido de robarme una góndola y un par de lágrimas.
Pero bueno. A pesar de lo hermoso que es hacer amigos y visitar museos, uno viene a Venecia para ver los canales, las góndolas, el turismo en general.
Aquí, parte de mi colección de fotos algo retocaditas, pero lo que ven los ojos de uno no siempre entra en la cámara como uno desea.
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Biblioteca Acqua Alta, que se inunda dos veces por año y tienen libros en góndolas y tinas de baño. |
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Biblioteca Acqua Alta, que se inunda dos veces por año y tienen libros en góndolas y tinas de baño. |
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Biblioteca Acqua Alta. El dueño ha hecho un mirador de libros inundados y arruinados. |
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Uno de los callejones que tiene puente, según Google Maps. |
Cada vez que veo estas fotos me dan muchas ganas de volver. Y definitivamente volvería en invierno. Resulta que en verano hay tanta gente que hay policías de tránsito para manejar el flujo de personas. Y como hace más calor, los canales huelen feo porque el agua se evapora. Aunque ahora, desde donde escribo ésto, a 35 grados, debo ser honesto que lo que más extraño es el frío de -10.
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Cuantos cruzaste finalmente?