Al grano. Son las 11 de la noche, mañana trabajo a las 7 y no tengo mucho tiempo para pensar en una buena introducción a esta publicación. Es sólo que no publicaba algo hace un mes y extrañaba las burlas de mis amigos al leer lo que escribo. Algo serio, para variar.
¿Por qué ser profesor? Varios de mis amigos de colegio me preguntan éso. Es simple. Me parece la rama de desenvolvimiento más completa, más inclusiva, más influyente y más humilde que puede haber para una persona.
Es muy probable que muchos piensen que un profesor debe especializarse en una materia. Sin dejar de ser cierto, en muchos casos, confieso que he tenido que estudiar nuevamente el aparato circulatorio, las culturas preincaicas y los nombres de los huesos de las manos y pies para tener qué responderles a mis alumnos. Aunque les enseñe solamente inglés, siempre hay un condenadillo que me agarra en el recreo y me pregunta algo que yo había estudiado y sabía, pero que olvidé. Ergo, debemos saber muy bien lo nuestro, y tener una muy buena idea de toooodo lo demás. Un profesor tiene que ser de los profesionales MÁS COMPLETOS.
También es muy INCLUSIVA, ya que siempre hay quien te pedirá que le enseñes algo en algún momento. Sin contar con que tenemos 8 horas al día para hacerlo, hay bastantes oportunidades para enseñar algo en clases particulares (por las que debería agradecer todos los días a Dios, según mi madre). Un profesor siempre tendrá esa facilidad de explicar algo y que los otros entiendan, sea cual fuere el tema. Y recordemos que como nos hemos acostumbrado a hablar ante 40 niños, es más fácil hacerlo ante adultos. Nos es más fácil meter floro.
¿En cuál estábamos? Ah sí, toca LA INFLUYENTE. Muchos de nosotros somos buenos en algo porque en el colegio éramos buenos en éso. Y tal vez éramos buenos en éso porque simplemente nos era fácil, o porque el profesor o profesora que tuvimos tuvo una actitud que nos gustó. Recuerdo mucho a mi profesor de matemática de 6to de primaria, que justo antes de clases con él, yo siempre pensaba "ash no, no me gusta matemática", pero entraba él a la clase y nos hacía reír a todos. Y me divertía en su clase. Era algo así como un buen plato de lentejas. No es mi favorito, y nunca se lo he pedido a mi madre. Pero cuando llego a casa y ella ha hecho lentejita, me sirvo 4 platos y los devoro hasta casi vomitar y jurar no volver a comer así en mi vida. Hasta a veces llegué a pensar que no importa, en Primaria al menos, qué tanto conocimiento teórico tengas y enseñes. Lo más importante es hacer que a los alumnos les guste tu curso.
Y por último, LA HUMILDAD. Cuando yo empecé a enseñar, me gustaba hacerme amigos de mis alumnos. En el Cultural pude hacer éso. Claro que tenía mayormente alumnos adultos con los que puedes conversar de otras cosas. Después me animé por enseñar en Secundaria. Me gustaba mucho la idea de que mis alumnos me vean como su amigo que les enseña algo. Un amigo al que respetan por ser amigo, no tanto por ser una figura de autoridad.
Pero ahora estoy en Primaria. Y seamos honestos. Mis alumnos de 1ro de Primaria no se van a acordar de mí cuando tengan 25 años. Tampoco me van a ver como su amigo. Estoy casi seguro que seré para siempre en sus vidas, ese profesor que tuvieron hace cuchumil años, al que quisieron por un tiempo, pero no lo buscarían para hablar de sus enamoradas o estudios o problemas familiares. Lo digo porque yo quise mucho a mis profesores y profesoras de Primaria, y los saludé con mucho cariño cuando me los crucé. Pero me los crucé, nunca los busqué.
Desafortunadamente (como un día alguien me dijo), me gusta enseñar a niños. Sé que no se acordarán de mí como me gustaría, pero también sé que puedo hacer un muy buen trabajo con ellos. Tengo energías para estar parado todo el día caminando de carpeta a carpeta, tengo fuerzas para cargar a mis alumnos cuando me van a esperar a las gradas de la sala de profesores para llevarme a su clase, tengo voz que aún puedo levantar para que me escuchen 40 mozalbetes, y tengo ganas de hacer algo con mi vida, algo que no me haga feliz solamente a mí.
Y por último, es definitivamente triste cuando pienso en las personas que eligieron ser profesores o profesoras solamente porque son buenas en algo y lo empezaron como cachuelo. O aquellas que eligieron la carrera de Educación porque alguien (tal vez algún enamorado o enamorada) las convenció. El sueño de todo profesor debe ser, aunque nos demos cuenta un poco tarde, querer enseñar porque TÚ siempre lo quisiste para tí, muy dentro de tí, no porque alguien te lo dijo. Aunque eres, como yo, solamente un profesor de Inglés en Primaria, que sea porque te gusta enseñar Inglés y te encantan los niños, no porque lo único sobresaliente que sabes hacer es hablar Inglés.
Y es necesario educar a un niño en ése aspecto: No hagas una sola cosa bien y dejes que se convierta en tu única opción para vivir. Haz muchas cosas, sobresale en todas ellas y decide cuál es la que más prefieres para vivir de ella.
Gracias. Totales.
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