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🇷🇺 MOSCÚ, RUSIA 2/2: Empezamos esta vaina de aventura...

Día 4: 1 de enero de 2018

Para mí eran las 2 am pero en Perú eran las 6 pm. Naturalmente tenía que hablar con mi familia en Perú antes de acostarme. A pesar de mantener a mi mamá al tanto de la maleta y mis viajes y todo, aún estaba confundida sobre si había llegado mi maleta o no. Bueno, la aerolínea AEROFLOT, en la cual nunca recomendaría que compren sus pasajes, había recibido la maleta el 31, y me habían dicho que me la entregarían al día siguiente, o sea hoy, 1 de enero. Así que no podía salir. Estaba enterrado en mi sótano, h***ando en la computadora, esperando algo increíble.

Y bueno, llegó la bendita maleta. A las 3:30 pm la recepcionista tocó la puerta de mi cuarto, y sin decir ni una sola palabra (porque no habla inglés, claro... maldita globalización), me llamó para que subiera. Y ahí estaba la condenada... Con toda mi ropa limpia!

Me cambié, me puse un jean nuevo, un polo limpio, otra polera, un abrigo en vez de mi casaca de mochilero... y claro, ropa interior limpia. Cabe aclarar que yo había lavado mi boxer y mis medias varias veces en los días anteriores, pero igual! Y me fui a explorar otro lado de la ciudad. Ya era muy tarde para ir a un lugar al aire libre. Es invierno y el sol se oculta a las 4pm. Así que tenía que hacer algo que sea en interior y que no cierre a las 7pm, como todo...

Había leído que las estaciones de metro de Moscú eran las más bonitas del mundo. En algún momento, el arquitecto que las diseñó, el señor Arquitectovsky Metrosky dijo

"Así como hay palacios para reyes sobre la tierra, deberíamos tener lo mismo para los demás"

Y construyeron los metros moscovitas. Bueno, es cierto lo que dijo. El nombre puede que sea errónero.

Estación de Christye Prudy, o Чистые пруды
Éstos son unos cuantos ejemplos de cómo son las estaciones por dentro, con sus diferentes decoraciones, colores y estatuas.













Día 5: 2 de enero de 2018

Definitivamente el día que más cansado he terminado. Decidí salir temprano del hotel para aprovechar el día. Pero como en mi cuarto no entra nada de luz y si no veo la hora, puede ser la hora que me conviene más. Así que entre dormir harto, más comer mi fruta y jugo de desayuno que compré ayer, más esperar a que cargara la cámara que no enchufé ayer, me demoré. Salí como a las 11:30 am. Rumbo al Kremlin.

Caminé los 2.3 kilómetros que son hasta la Plaza Roja. Todo el camino pensando en cómo empezar. Sería primero la Catedral de San Basilio, luego el Kremlin y luego a caminar por ahí. Y bueno, cuando llegué, a las 12:10 pm, todo feliz, saqué la cámara para tomar la primer foto... Y no tomaba. Volví a intentar y nada! Resulta que había dejado la batería en el cargador...

Dudé un par de minutos en si volver. Mi celular toma buenas fotos, pero nada comparable a una cámara DLSR... Y ya. Sin hacer mucho enojo y después de arañarme sólo un par de veces por la bobada, regresé a casa. 2.3 kilómetros en 40 minutos por ser subida. Más los 2.3 kilómetros de bajada, en otros 35 minutos. Más una pausa necesaria para comprar más refresco que ya me había acabado y algo dulce. Unas galletitas. Eran las 2:10 pm, recién llegaba otra vez a la Plaza Roja y ya estaba cansado.

Hice mi cola para comprar mi ticket a la Catedral de San Basilio. 500 rublos (10 dólares), compré mi audioguía que no la usé porque decía todo repetido de lo publicado en cada exhibición (10 dólares más). Pero valió la pena... Una hermosura!
Catedral de San Basilio, vista lateral.

Catedral de San Basilio, vista frontal.
Bueno, la audioguía tenía que devolverla en hora y media... es decir antes de las 4pm, pero no podía salir de la Catedral. Sentía que aún faltaba ver más. Felizmente, cuando salí media hora tarde, no me dijeron nada.

Eran las 4:30 pm y ya estaba oscuro. El sol se oculta a las 3:30. Bueno, decidí de todas formas ir a preguntar a las oficinas de tours del Kremlin para ver a qué hora podía ir y si podía comprar mi ticket hoy mismo.

A las 5 que llegué a los tours, ya no había mucha cola. Pregunté, me dijeron que abren la oficina a las 9:30 am pero el Kremlin a las 10. Perfecto. Tenía tiempo de sobra. Y bueno, me fui a caminar.

Eran las 5. Crucé un puente, tomé mil fotos. Llegué al otro lado. Viendo en el mapa de mi celular, no había mucho ver. Regresé por el puente.
Kremlin.
Eran las 6. En vez de ver algo que esté en dirección a mi hotel, me fui para atrás. Ya estaba cansado, No me había sentado en 7 casi horas, y por ése cansancio decidí ir en metro. Pero para éso tenía que alejarme. Hacía frío. Y cuando llegué al metro me di cuenta de que no tenía nada de monedas. Sólo un billete de 1000 rublos (muy grande para que me lo cambiaran), dólares y tarjeta. Decidí buscar un lugar chiquito dónde comer algo por el precio usual de 300 y aprovechar el cambio. Llegué a una calle bonita donde había una chica tocando violín, y me quedé escuchando. Si me pongo a pensar, soy peor que Dory cuando ayuda a Marlin a encontrar a su hijo Pancho.

Eran las 7:30 pm y encontré un Burger King. No había comido nada desde las 11 que salí, sin contar las galletitas, y no quería una hamburguesa chiquita. Quería media vaca. Usualmente compro la más chiquita, que está 50 rublos, pero hoy me lancé por la de 430. Satisfecho al fin, me fui al metro.

Eran las 8:00 pm y llegué al metro. Bueno, casi. A un paso del metro, había una señora que vendía artículos para celulares. Y al fin vi un bendito paloselfie. Siempre los he criticado pero ahora se me hacía necesario. Nadie me puede tomar fotos, sino yo mismo. Después de molestar a la señora por un buen rato y probar cada vaina de paloselfie, decidí llevar el único que le daba a mi celular (es un poco grande)... Y costaba 450 rublos. Estaba más caro de lo que esperaba, pero era un gasto que tenía que hacer. Y oh sorpresa. Me quedé sin absolutamente nada de efectivo ni cambio para el metro.

Eran las 8:30 pm y no me había sentado en casi 10 horas. Ni en Burger King, porque no había sitio y tuve que comer apoyado en la ventana. Pero más pudo mi dolor por haber gastado tanto en el paloselfie, que decidí irme caminando. De todas formas ya había caminado 10 horas. Qué serían 30 minutos más.

No fueron 30 minutos. Fue una hora clavada. Llegué a mi casa a las 9:30 pm y no pude hacer más que quitarme los zapatos y dormir.

Día 6: 3 de enero de 2018

Mis pies aún estaban resentidos conmigo después de las 10 horas de caminata de ayer, pero no les quedaba más que acostumbrarse. Hoy tocaba el Kremlin.

Llegué a la oficina de tours a las 10:30 am, probablemente. Hice mi cola de media hora para entrar, pero resulta que esas colas eran para entradas en grupos. Las personas solas podían comprar sus tickets en las máquinas automáticas. Cola por gusto.

A las 11:10 am ya tenía mi ticket. Pregunté dónde podía esperar, y me dijero que tenía que hacer la cola que estaba afuera. Una cola de más de 1000 personas, sin exagerar. Aunque a éso, difícilmente se le puede llamar cola. Era un tumulto de gente que avanzaba, como si fuera una procesión, pero ésto era por algo con sentido.

Si algo he aprendido en Rusia es que la gente no respeta las colas. Se mete donde puede y ya. En la cola que hice en migraciones en el aeropuerto, dos personas se quisieron colar. Y lo terminaron haciendo, pero detrás mío. Y en la cola que acababa de hacer para comprar la entrada, cinco personas se quisieron colar. Detrás mío, claro. A este peruano no lo madrugan. Así que me ganó la inmoralidad. Y me colé, más o menos a la mitad. Después de avanzar más lento que el fútbol peruano, unos chicos delante mío dijeron (o al menos éso intuí) que podrían entrar por otro lado. Bueno, no tenía pierde no? Me fui tras ellos.

Hice una pequeña cola más, pero era la entrada para niños. Me mandaron a otra cola. Hice la cola otra vez, pero era la entrada para no sé quiénes. Ahí es cuando me habló una guía en inglés. Por dios, primera vez que escuchaba inglés en Rusia! Me emocioné, y mis ganas de gritarle a alguien se pasaron. Incluso cuando me dijo que la única cola para entrar era la que estaba haciendo al inicio, la de 1000 personas.

Bueno, volví a esa cola pero ya estaba decidido a no hacerla. Y me volví a colar. Pero esta vez no lo hice a la mitad, sino a dos metros de la entrada. Entonces sólo me tocó hacer 15 minutos de cola más para pasar por seguridad. Y estaba dentro!

Eran más de la 1 de la tarde. La entrada que había comprado me permitía el ingreso a la plaza central y a una catedral. Pero parece que... no sé... Algo pasó, pero no me revisaron mi entrada ni en la seguridad, ni en cada catedral que había dentro. Literalmente entré, por 500 rublos, a todos los lugares que prometía la entrada de 1000.

Tomé fotos en la plaza, videos en la plaza, le saqué el jugo, creo, al paloselfie. Entré a una catedral, me dijeron que nada de fotos ni videos. Sí claro... He ido hasta allá para no tomar videos... Si ya había tomado fotos en la Capilla Sixtina, nada me detendría hacerlo en el Kremlin.

Y ya. Salí a las 4pm. Cansado otra vez. 6 horas de pie otra vez.

Cada día mi promesa era llegar a mi hotel a editar fotos, escribir en este blog, conversar con todo el mundo... pero nada. Llegaba a jugar, comer y dormir.

Hoy compré mi pasaje a San Petersburgo. Y lo compré mal. La página estaba en ruso, así que tenía que estar traduciendo después de cada cosita que hacía. Google Chrome hacía un buen trabajo, pero hay partes que no son texto, sino imágenes, entonces no se traducen. Ahí tenía que pronunciar la palabra para que Google me la tradujera. Me daban sólo 10 minutos para completar la compra. Habían muchas cosas del seguro de viaje en tren. Cada cosita que llenaba mal, me hacía completar todo otra vez...

Mi hotel está cerca a Kurskaya. Puedo llegar caminando en 4 minutos. Y habían dos posibles salidas de mi tren, de Kurskaya y de Oktyabrskaya. En una de las que tuve que rellenar en formulario por décima vez, olvidé cambiar de estación. Y compré el que salía de Oktyabrskaya. Al otro lado de la ciudad. Ni modo. Salía el 6 de enero a las 00:44 am.

Metros moscovitas. Kurskaya y Oktyabrskaya están en la línea circular.
Día 7: 4 de enero de 2018

Hoy no quería salir. Ya había hecho todo lo importante en Moscú. Sí, hay mil cosas, museos y lugares para visitar, pero todos cuestan plata. Y éste viaje no ha sido para conocer y gastar, sino para alejarme de todo y conocerme a mí mismo. Entonces... sólo salí a caminar. Compré comida, helado, más jugo y me fui a mi hotel.

Le pregunté a la recepcionista si sería tan buena gente de permitir que me quedara un día más. Mi reserva era hasta el 5 a mediodía, pero mi tren salía 12 horas después. Qué iba a hacer por 12 horas?! Aunque deje la maleta, a dónde voy?

Pero me dijo que no. Ya tenía mi cuarto reservado para alguien más. Pero sí podría dejar la maleta hasta la hora que sea. Bueno, ni modo.

Día 8: 5 de enero de 2018

Tenía que reacomodar la maleta. Había usado algo de ropa de ahí. Los polos que traje en la mochila ya los boté por viejos. Tendría que sacar nuevos. Vine con la maleta repleta y la mochila a medio llenar. Ahora la mochila iba más llena, y la maleta más ligera.

A las 12:30 pm estaba en recepción entregando la llave del cuarto.

Primero decidí caminar una última vez a la Plaza Roja. Probablemente no la vuelva a ver. Había, como siempre, cola para entrar, pero yo no quería hacerlo. Ya había estado ahí muchas veces, y la cantidad de gente no permite disfrutar la situación. Me quedé afuera, mirando como bobo la Catedral de San Basilio. Cómo puede ser tan bonita!

A las 2:30 pm decidí ir al Museo del Espacio. Estaba en una estación muy lejana, alejada de todo el centro. Asumí que habría poca gente. Asumí mal. La cola era de 150 personas y avanzaba mucho más lento que el fútbol peruano. Y hacía mucho frío, viento y lloviznaba.

A lo lejos había unos portales con varios monumentos cerca. Decidí ir para tomar un par de fotos, y resulta que era la entrada a la Feria Rusa!
Entrada a la Feria Rusa
El tamaño de este local es tan grande, que adentro hay una pista para esquiar del tamaño de dos estadios. Restaurantes, tiendas. Hasta tiendas de ropa, electrodomésticos y medicinas.

Todo cuesta plata, y no quiero entrar por tres razones: Una, no hay dónde dejar mis cosas. Dos, sería más divertido hacer estas cosas con alguien. Y tres, ya había hecho la mayoría de cosas acá. Gastar plata por algo que no me vacila y encima ya lo hice, no es mi tema. Y había un mar de gente!

Bueno, siguiendo a unos rusos, me metí a la pista de patinaje antes de que abriera. Nos botaron, y en lo que el policía me está jalando, me caí. Me reventé el trasero en el hielo. Mi cámara se salvó del golpe. Las galletas de mi mochila, no. Mi dignidad, tampoco.

Bueno, caminé por 3 horas. Un señor buena gente me habló en inglés, se ofreció a leerme el menú, pero se sorprendió porque ya sabía leer ruso, y para mi suerte, los nombres de los cafés no cambian. Me compré unos churros a 250 rublos que estaban horribles y sentí que me harían mal. No los terminé. Los tuve que dejar en una mesita. Me sentí mal por haber gastado 5 dólares de esa manera.

Salí a las 7 pm. Decidí terminar mi tour de los metros que no acabé. Salí de la última estación, Kurskaya, a las 10. Me metí a un Burger King otra vez, y rumbo a casa.

Llegué al hotel a las 10:30pm. Me di cuenta de que había perdido la llave de la maleta. Me desesperé, desperté a la chica que ya se estaba hospedando en mi cuarto, buscamos... nada! Ni modo. Ya me tenía que ir. Eran las 11:30pm y mi tren salía en una hora.

El viaje a la estación era de 20 minutos. Llegué a las 00:10. Media hora antes de la partida. Pero como ya me había sospechado. En esta estacion de Oktyabrskaya no había el simbolito de salida de trenes nacionales. Solo parecía un estación de metro más. Cuando llegué, no había señal alguna de estación nacional. Le pregunté a los guardias y me dijeron que los trenes a San Petersburgo no salen de ahí, sino de Komsomolskaya.

Después de pelearnos un rato porque en mi ticket no decía en ningún lado KOMSOMOLSKAYA, sino claramente OKTYABRSKAYA, tuve que volver. Me había alejado mucho de Komsomolskaya, que estaba a solo una parada de mi casa.


Eran las 00:30 cuando salí de Oktyabrskaya rumbo a Komsomolskaya. No llegaría. El tren llega en 13 y yo tenía 14 minutos. Aún tenía que salir del metro, pasar seguridad, y todo con mi mochilón de 10 kilos y la maleta de 23.

Como ya sabía que no llegaría, decidí bajarme una antes, en mi estación KURSKAYA, dispuesto a meter lío porque en mi ticket decía una estación de donde no salen trenes nacionales. Para ésto, como nadie hablaba inglés y mucho menos castellano, empecé a maldecir a todo el mundo. Estaba parado en la cola y una señora se me acerca y me pregunta si estoy haciendo cola. No car***, estoy como pend*** parado acá hecho un h*** porque me da la p*** gana mi***. La señora asiente con una sonrisa y se para detrás mío. No habla castellano, obviamente.

Llega mi turno. Le explico a la señora que mi ticket no dice KOMSOMOLSKAYA. Me dice que aunque no diga, todos saben que los trenes salen de ahí. Le digo que cómo se supone que yo tenga que saber éso si no dice en ningún lado. Y bla bla... Nos peleamos 50% por el problema del ticket, 50% porque no entiendo ruso ni ella castellano.

Y aparece un chico detrás mío, con su celular en Google Translate. Y empieza la pelea ahora sí con traductor. Accede a devolverme 500 rublos de mi ticket de 1900 y me ofrece otro de 2200 que sale a las 2:00 am. Sergey, mi nuevo amigo, me dice que si no acepto esa oferta, no me van a devolver nada porque se considera mi culpa el no saber que cuando dice una estación, tengo que ir a otra. Pffft...

Sergey es tan amable que se ofrece a acompañarme hasta el mismo tren. Él también va a San Petersburgo, pero en un tren de las 3 am. Insisto en que me agregue a su facebook y lo invito a Perú. No creo que esté yo para recibirlo, pero a todo aquel que esté leyendo ésto, tiene una obligación con él.

Comentarios

Unknown dijo…
Dile a Sergey que venga a Canada
Profeeeeee. Que lindo me lei todo
Profe las estaciones de tren son impronunciables

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