El viaje sobre el que escribiré en esta publicación y las siguientes es un intento de búsqueda de felicidad. Muchas cosas que he tenido en mi vida me han hecho sonreír, pero en una instancia última y más interna, no me han traído la felicidad completa. Resulta difícil entender qué es la felicidad, pero creo que es aquel momento en el que no existen defectos ni aspectos negativos. Es aquella circustancia en la que estás completo y no importa más. Puede ser haciendo una cosa o viviendo en un lugar determinado, pero eso bueno invalida la existencia de algo negativo. Y sonríes.
He visto, crecido, conocido y trabajado con muchos adultos que ya ni se preguntan si son felices haciendo lo que hacen porque no les queda más que hacerlo. Hay consecuencias severas a dejar lo que los ata a un lugar o actividad y querer ser libres y encontrarse. Creo que por éso es más fácil ser feliz cuando uno es niño. Lo bueno es tanto y tan frecuente que no existe algo malo ni consecuencias tan severas. El problema está cuando uno crece.
Día 1: 29 de diciembre de 2017
Bueno, un recuento rápido de lo que me trajo a este día. Partí el día miércoles 27 a las 8pm de Arequipa. Mi vuelo llegó a las 9.30 pm y el de Lima a Florida salió a las 11:59 pm para llegar a las 6am. Luego de casi 2 horas de cola en migraciones con los hipocondriacos gringos, volví a partir a las 10:40 am para llegar a las 12:20 pm a Nueva York. Una pequeña confusión con mi maleta y una perdida en el inmenso aeropuerto en que se ha convertido el JFK y que yo había olvidado me hizo llegar a las justas mi vuelo que salía de Nueva York a las 2:20 pm y llegaba a las 7:10 am a Moscú. Eran las 7:10 am en Moscú, pero las 11:10 pm en Nueva York, que era de donde yo había partido.
En total he viajado, entonces, 1:30 hora a Lima, 6 horas a Florida, 1:40 hora a Nueva York y 8:50 horas a Moscú. Un total de 17 horas en el aire, más unas 9 horas en escalas y las 8 horas de diferencia que hay entre el Perú y Moscú... Más las endemoniadas 3 horas de más que me pasé en el aeropuerto de Sheremetyevo, en Moscú, peleando por mi maleta que se perdió... Llegué a mi hotel a las 11:30 de la mañana del 29.
Y bueno. El taxista no hablaba ni una sola palabra de inglés, pero la magia de Google Translate nos ayudó a comunicarnos. Al llegar al hotel, me dijo que me bajara en un callejón, que ahí era. Naturalmente, yo ya había descargado el mapa de Moscú y sí, efectivamente ahí era el hotel, pero era una entrada de esas horribles que se ven en las películas donde entra el vagabundo borracho y encuentra partes humanas desmembradas hace años y que la policía falló en encontrar.
Foto de la calle donde quedaba mi callejón. Es la entrada a la derecha. |
La entrada al callejón del hotel. |
Bueno, una vez dentro del callejón, ubiqué el hotel y era bonito. Piso de mayólica o alfombrado en su mayor parte. Pero no podía entrar a mi cuarto, que recién me lo entregaban a las 2 pm. Así que pedí dejar mi maleta y mochilón en el almacén, para salir a caminar hasta que sea la hora. No pensé caminar tanto, puesto que estaba cansado de tan largo viaje y no había dormido casi nada. Vï en el mapa y la plaza roja estaba muy lejos, pero decidí caminar al menos en dirección a ella, para familiarizarme con las calles que luego recorrería. Y sin pensarlo, llegué a la Plaza Roja.
Mapa que indica mi hotel (en rojo) y la Plaza Roja plagada de estrellas. |
No quería usar el celular o la laptop, porque no había llevado un adaptador para los enchufes de Rusia. Felizmente había un minitelevisor en mi cuarto con un puerto USB, donde pude cargar mi teléfono. Era vital por el mapa.
Día 2: 30 de diciembre de 2017
No había mencionado que mi maleta se perdió. En Lima le pusieron una calcomanía que también pegaron en mi pasaje. En Florida me entregaron la maleta y la volví a registrar para supuestamente ya no verla hasta Moscú. Pero llegué a Moscú y no estaba la maleta. Me dijeron que no tenían registros de que haya llegado a Nueva York, en primer lugar. Bueno, me dijeron que esperara un par de días.
Entonces ahí estaba yo, con la misma ropa desde el 27 y sin ganas de comprar nada porque mi maleta ya venía y estaba repleta de ropa. Salí pero a conocer un centro comercial que quedaba en dirección opuesta a la que fui ayer. En esas paseadas, llegué a la estación de metro local y trenes nacionales Kurskaya, donde un huequito de venta de audífonos tenía el adaptador. Creo que no estaba a la venta, pero era del dueño. De todos modos no dudó en vendérmelo, dada mi cara de alegría extrema al ver que sí lo tenía. Me cobró 150 rublos, pero yo habría pagado 4000.
Vale aclarar la plata. 1000 rublos equivale más o menos a 18 dólares, pero yo siempre calculaba a 20 dólares para simplificar. Entonces el bendito adaptador me costó 3 dólares. Y yo encantado. Esa tarde fui a mi hotel a enviciarme con las fotos que había tomado, publicar, responder comentarios de mis hermanas precupadas y escribirle a mi angustiada madre.
Calle Pokrovka. |
Una banquita que me llamó la atención. |
Monumento a todos los turistas peruanos en Moscú. Tal vez. Tal vez no. |
En Rusia también dejan encadenados a los niños para que no se pierdan. |
Famosísima tienda GUM, con cosas hermosas, caras e innecesarias. |
Kremlin, de donde sale Tom Cruise antes de que explote todo. |
Museo de... algo. |
Iglesia de alguna otra cosa. |
El mismo niño encadenado, ahora perdido. ¿Para éso lo sueltan? |
Cathedral de San Basilio. |
Día 3: 31 de diciembre de 2017
No podía salir toda la mañana porque cada que salía, era un plan de 6-7 horas caminando. Y tenía que estar despierto y presente mentalmente al 100% para el año nuevo que se venía, así que salí a comer y a explorar un poco en la tarde, pero volví a mi hotel antes de las 5pm. Hablé con un par de personas y me acosté. Puse mi alarma a las 9.30pm, pensando que me tomaría media hora despertarme realmente, media en alistarme y media en llegar a la Plaza Roja para ver los fuegos artificiales que había preparado la ciudad. Deben entender que en esta parte del mundo los fuegos artificiales son ilegales y la gente respeta éso, por lo que ver una bombarda o una lagrimilla es motivo de admiración. Y por esta parte del mundo me refiero a todo el mundo menos Perú.
Salí del hotel a las 11:30, pero a cuatro cuadras de la plaza roja, habían policías cerrando todo. Intenté preguntar o averiguar cuál era el plan, y fue así:
YO: Is the square open?
POLI: Open? (algo en ruso).
YO: Are you going to open it before midnight?
POLI: Open? (algo en ruso, en tono más molesto).
YO: (que ya me di cuenta de que cualquier comunicación verbal era por gusto)
Me. Photos. Sky. Fire. Lights. Wooooooow (dije, mirando al cielo con la boca abierta).
POLI: Oh, yes, photos. In, no.
YO: MALDITA SEA RUSO DEL DEMONIO... NO ME PUEDES DECIR ÉSO ANTES QUE HAGA COLA POR MEDIA HORA!?!?!?
YO: MALDITA SEA RUSO DEL DEMONIO... NO ME PUEDES DECIR ÉSO ANTES QUE HAGA COLA POR MEDIA HORA!?!?!?
POLI: Russky, russky... Da da da...
Y bueno, salí disparado a bordear la plaza roja para irme al otro frontis del Kremlin, cerca al río. Era mejor vista, pero había que caminar y ya eran las 11:55pm. Casi corriendo, llegué y pude grabar un video de los 5minutos ininterrumpidos de fuegos artificiales. El video está en mi facebook, ya que es muy pesado para esta páginucha.
Después me fui a caminar, tomando foto de las luces y los monumentos iluminados hasta tarde. Pasé por el Parque Mundialista de Moscú, donde hay una pancarta con los países clasificados al mundial de junio. No me interesa mucho el fútbol, pero entendí la importancia de tal evento.
Imagen de Perú en caracteres cirílicos. Al fondo, una esquina del Kremlin. |
Luego pasé por una avenida larguísima, como quien diría la Av. Independencia, así también de varios carriles, llena de... cómo decirlo... rusos haciendo de todo. Había bolos, billar, fotos, soldados medievales, hot dogs, bailes, bandas... De todo. Pero bueno, ya eran casi las 2 am y tenía que ir a mi hotel.
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