Día 25: 21 de enero de 2018
Llegué aproximadamente a las 3pm y el hospedaje que había reservado estaba a sólo unas tres cuadras. El problema generalmente no es la distancia, sino que una vez que salgo de las estaciones, me demoro en ubicar el norte, el sur, y en qué dirección debo caminar. Y la maleta me está reventando la paciencia. No había comido nada, así que tenía hambre, pero tenía que llegar al hospedaje primero. Luego de caminar dos cuadras, llegué a un tipo de corte judicial. Ahí era. Algo que me gusta de países como éstos es que algunos edificios antiguos y clásicos los han "reciclado" y ahora son usados como otras cosas. Hace dos años, en República Checa, vi un par de iglesias que se han convertido en parques de patinaje o discotecas.
El hospedaje estaba en el segundo piso, y en el primero era una discoteca/restaurante/pista de patinaje. Es más. Al frente de la puerta de mi cuarto había una puerta que daba al balcón para ver la pista ésta. Interesante. Más aún cuando me dijeron que habría fiesta a la noche siguiente, y que probablemente necesitaría audífonos para dormir.
Ése día decidí sólo salir a comer y volver a ver qué lugares había en la ciudad y decidir qué hacer mañana. Aún estaba en busca de una casaca y posiblemente zapatillas nuevas. Averigüé a la volada un par de restaurantes mexicanos pero al final terminé yendo a un centro comercial tipo Plaza Vea. Me compré algo de jugo y pancitos para hacerme unos sanguches al día siguiente.
Volví temprano y quería dormir temprano, pero a éso de las 9pm me agarré la guitarra que había en la sala común y vino a hablarme un chico de Belarús. Dijo que también tocaba guitarra, y cuando le seguí la conversa, llamó a su amiga. Eran un par de amigos que habían aprovechado los últimos días de visa Schengen para salir de Belarús y pasar por Lituania y Latvia. Les pregunté sus nombres. Ambos se llamaban Sasha. Tal vez por éso eran amigos, pensé.
Resultaron ser conversadores y entretenidos. Su bus de salida a Riga partía a las 00:30, lo que significó que tuve que quedarme hablando con ellos hasta casi la medianoche.
En el cuarto donde me estuve quedando habían varias personas. Un japonés de unos 45 años, muy cordial. Una chica latina, supongo, pero con ninguna cara de querer hacer amigos. Un par de chicos de Alemania. Un chico asiático y otro probablemente ruso.
El japonés me dijo que él había llegado un día antes que yo y que ya había visto todo lo que había para ver en Vilnius, y que era una ciudad tranquila, no tanto para hacer turismo. Claro, ya lo supuse.
El hospedaje estaba en el segundo piso, y en el primero era una discoteca/restaurante/pista de patinaje. Es más. Al frente de la puerta de mi cuarto había una puerta que daba al balcón para ver la pista ésta. Interesante. Más aún cuando me dijeron que habría fiesta a la noche siguiente, y que probablemente necesitaría audífonos para dormir.
Ése día decidí sólo salir a comer y volver a ver qué lugares había en la ciudad y decidir qué hacer mañana. Aún estaba en busca de una casaca y posiblemente zapatillas nuevas. Averigüé a la volada un par de restaurantes mexicanos pero al final terminé yendo a un centro comercial tipo Plaza Vea. Me compré algo de jugo y pancitos para hacerme unos sanguches al día siguiente.
Volví temprano y quería dormir temprano, pero a éso de las 9pm me agarré la guitarra que había en la sala común y vino a hablarme un chico de Belarús. Dijo que también tocaba guitarra, y cuando le seguí la conversa, llamó a su amiga. Eran un par de amigos que habían aprovechado los últimos días de visa Schengen para salir de Belarús y pasar por Lituania y Latvia. Les pregunté sus nombres. Ambos se llamaban Sasha. Tal vez por éso eran amigos, pensé.
Resultaron ser conversadores y entretenidos. Su bus de salida a Riga partía a las 00:30, lo que significó que tuve que quedarme hablando con ellos hasta casi la medianoche.
En el cuarto donde me estuve quedando habían varias personas. Un japonés de unos 45 años, muy cordial. Una chica latina, supongo, pero con ninguna cara de querer hacer amigos. Un par de chicos de Alemania. Un chico asiático y otro probablemente ruso.
El japonés me dijo que él había llegado un día antes que yo y que ya había visto todo lo que había para ver en Vilnius, y que era una ciudad tranquila, no tanto para hacer turismo. Claro, ya lo supuse.
Día 26: 22 de enero de 2018
No me desperté tan tarde ni tan temprano. Desayuné algo y decidí salir a caminar. La chica latina estaba en su computadora cuando fui a la sala a desayunar. No me demoré y salí.
Caminé, y tomé fotos. Había marcado en el mapa un par de tiendas de ropa, pero cuando llegué, una casaca que vi estaba 400 euros. Ni hablar. Me fui a comer a un sitio de hamburguesas llamado Hesburger. Ya lo vi desde Tallinn y es mi favorito.
El japonés tenía razón. No había mucho que hacer el Vilnius.
Felizmente pude subirme a una torre-campanario de la catedral. Había descuento para profesores, y aunque no tenía forma de probar que soy profesor, me dejaron pagar menos. Fue lo único lindo y emocionante de Vilnius. Hasta ese momento me había sentido un poco bajoneado y hasta aburrido, no sólo de la ciudad sino de viajar, de cargar, de andar de reserva en reserva... Pero esa torre subió mis ánimos. Más fotos por aquí y por allá.
De regreso al hospedaje me regresó el desánimo. Decidí llegar y ponerme a escuchar música, ver el siguiente destino o escribir. Pero apenas llegué a la mesa saludé a Jenny, una alemana que estaba sentada ahí. Era la chica que estaba en mi cuarto.
Le comenté un poco de mi viaje, y se mostró emocionada cuando mencioné que podría ir a India. Ella había vivido un año ahí y va cada año. Algo así como un peruano va a la playa. Entre risa y risa, decidimos salir a comprar un par de cervezas y un ron. Tuvimos que apurarnos, porque resulta que la norma es que no se vende alcohol a partir de las 8pm.
Fue un completo vacilón esa noche. Recuerdan que iba a haber una fiesta en el hotel? Bueno, no llegamos a escuchar bulla alguna. No conscientemente, al menos. Nos pasamos de copas y a dormir.
En algún momento de la noche, recibí la invitación de quedarme en su casa por x tiempo. Como dije que mi viaje no tenía una duración determinada y era pasar por donde pueda mientras tenga ganas y tiempo y dinero, me dijeron que podría quedarme hasta 2 meses si quería. Lo encontré increíble. Salud.
Caminé, y tomé fotos. Había marcado en el mapa un par de tiendas de ropa, pero cuando llegué, una casaca que vi estaba 400 euros. Ni hablar. Me fui a comer a un sitio de hamburguesas llamado Hesburger. Ya lo vi desde Tallinn y es mi favorito.
El japonés tenía razón. No había mucho que hacer el Vilnius.
Felizmente pude subirme a una torre-campanario de la catedral. Había descuento para profesores, y aunque no tenía forma de probar que soy profesor, me dejaron pagar menos. Fue lo único lindo y emocionante de Vilnius. Hasta ese momento me había sentido un poco bajoneado y hasta aburrido, no sólo de la ciudad sino de viajar, de cargar, de andar de reserva en reserva... Pero esa torre subió mis ánimos. Más fotos por aquí y por allá.
De regreso al hospedaje me regresó el desánimo. Decidí llegar y ponerme a escuchar música, ver el siguiente destino o escribir. Pero apenas llegué a la mesa saludé a Jenny, una alemana que estaba sentada ahí. Era la chica que estaba en mi cuarto.
Le comenté un poco de mi viaje, y se mostró emocionada cuando mencioné que podría ir a India. Ella había vivido un año ahí y va cada año. Algo así como un peruano va a la playa. Entre risa y risa, decidimos salir a comprar un par de cervezas y un ron. Tuvimos que apurarnos, porque resulta que la norma es que no se vende alcohol a partir de las 8pm.
Fue un completo vacilón esa noche. Recuerdan que iba a haber una fiesta en el hotel? Bueno, no llegamos a escuchar bulla alguna. No conscientemente, al menos. Nos pasamos de copas y a dormir.
En algún momento de la noche, recibí la invitación de quedarme en su casa por x tiempo. Como dije que mi viaje no tenía una duración determinada y era pasar por donde pueda mientras tenga ganas y tiempo y dinero, me dijeron que podría quedarme hasta 2 meses si quería. Lo encontré increíble. Salud.
Día 27: 23 de enero de 2018
Mis nuevos amigos se iban a Riga en la mañana. Fui a la estación y volví a mencionar la oferta de quedarme en su casa. Se ratificaron. Intercambiamos teléfonos y ya. Yo regresé al hospedaje antes de las 9 y me metí a la cama. Ya había visto todo lo que había que ver en Vilnius y el clima frío fue perfecto para volver a acostarse.
Creo que sólo salí a comer, pero me pasé todo el día viendo qué haría después. A qué ciudad iría, en qué hospedaje me quedaría y cuánto gastaría en el siguiente destino.
Mi bus salía al día siguiente a las 6am y sería un viaje de casi 9 horas, así que me pasaría la noche entera empacando para reacomodar mi maleta. De todos modos podría dormir en el viaje.
Hablé por whatsapp con mi madre, como 2 horas creo. Le conté todo lo que había hecho hasta ese momento, y ya.
Creo que sólo salí a comer, pero me pasé todo el día viendo qué haría después. A qué ciudad iría, en qué hospedaje me quedaría y cuánto gastaría en el siguiente destino.
Mi bus salía al día siguiente a las 6am y sería un viaje de casi 9 horas, así que me pasaría la noche entera empacando para reacomodar mi maleta. De todos modos podría dormir en el viaje.
Hablé por whatsapp con mi madre, como 2 horas creo. Le conté todo lo que había hecho hasta ese momento, y ya.
Día 28: 24 de enero de 2018
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